miércoles, 7 de julio de 2010

De Futbol

Mis primeros recuerdos sobre el fútbol datan de la final del mundial Argentina 78. No se porque en aquel entonces con 8 años apoyaba a Holanda y quizás porque Argentina los derrotó, en mi mente infantil se instaló una repugnancia visceral a nuestro vecino suramericano que hoy día luego de 8 mundiales no he conseguido superar; al contrario, se profundiza con cada Mundial.
Para el siguiente mundial en España ya contaba con 12 años, una mayor conciencia deportiva y ahí nacieron mis otras dos inclinaciones por selecciones de Fútbol. Por ser España la sede me arrimé a quienes apoyan al anfitrión, bien por el idioma o tal vez por la franela con Naranjito al frente que me regaló Mamá. Pero futbolisticamente hablando Brasil me gustó por aquella andanada de pases para buscar la portería contraria, porque los defensas subian a buscar el gol y todos trataban bien el balón e incluso a sus contrarios y desde aquel entonces y para siempre me atrapó el hecho de que Brasil buscaba ganar. Distinto a Italia a la postre campeón de aquel mundial.
Para Mexico 86 ya era Bachiller y esperaba ser testigo de un triunfo Brasilero, pero Maradona y su mano se encargaron de rememorar mis repugnancias infantiles hacia Argentina. Con 16 años ya hablamos de una conducta reforzada, y verlo levantar la copa lo execró definitivamente de mi firmamento de estrellas admirables. Para cuando entró al mundo de las drogas según mi criterio ya no servía para nada.
Si hacia Falta mas leña al fuego anti-Argentina Italia 90 acabó todo elemento combustible posible. Para no hacer largo el cuento: Argentina ganó a Brasil en octavos faltando 10 minutos, se acusó al técnico argentino de intoxicar a un jugador de Brasil en el túnel mientras esperaban el inicio del juego y dicho mundial se conoce como el peor de la historia porque casi todos los equipos jugaban a no perder, a ganar de contragolpe 1 a 0 o mas patético; aguantar hasta los penales. De los 8 juegos de Octavos de final 4 se fueron a penales. Argentina aspiraba llegar a la definición desde el punto penal en la final contra Alemania, pero dos expulsiones, dos tarjetas amarillas (una a Maradona) y curioso, un penal bien ejecutado por el alemán Mathias Brehme a 5 minutos del final les arrugó la fiesta.
Para celebrar una victoria de Brasil en una copa del mundo debí esperar 16 años desde mi primer contacto con el fútbol. En Estados Unidos 94 recuperé un poco mi fe en el juego de toque de Brasil a pesar de ganar con una mezcla de miedo de sus contrarios a su camiseta, un poco con el juego mezquino de la época más unos destellos de buen toque aportados por Bebeto y Romario. Como era de esperarse a la final llegó el equipo mas defensivo (Italia) y si ganó Brasil fue por el muy famoso penal fallido de Baggio pues sino se hubieran ido a la definición por moneda al aire, máximo premio al futbol miedoso, a no perder.
Los siguientes 4 mundiales a pesar de haber sido uno de ellos para Brasil en general fueron de pocas emociones porque se sedimentó en la filosofía de las selecciones participantes la especulación futbolistica, el cuidado extremo del resultado y aunque muchos comentaristas lo nieguen, pareciera que juegan alargando lo máximo el resultado, buscando que la lotería de los penales los favorezca.
Por eso me contenta sobremanera que para la final de este mundial de Surafrica, lleguen a la final dos de mis naciones favoritas desde siempre, más cuando jugaron desafiando la regla imperante en el fútbol actual. En todos los juegos buscaron ganar, no se colgaron de la portería para evitar el gol contrario y jugaron con la convicción firme de que en es este deporte aumenta la probabilidad de ganar, y muchas veces se gana, si mantienes el balón en tu poder.



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